Contenido del curso
Módulo 01  Noción y Clasificación de la paz
Noción de paz El análisis del concepto de paz constituye un área de estudio que ha sido meticulosamente abordada por destacados teóricos, sirviendo además como fuente de inspiración para aquellos que, de manera alternativa, se movilizan en oposición a las deficiencias percibidas en el sistema. La concreción de la paz se materializa en la publicación de artículos y documentales respaldados por eminentes profesionales de diversas disciplinas, entre los que destacan figuras como Immanuel Kant, Mahatma Gandhi, Johan Galtung, Vicenç Fisas y Francisco Muñoz, entre otros. Estos eruditos proporcionan una interpretación profunda y esclarecedora acerca del concepto de paz, sus alcances, manipulaciones y manifestaciones en el ámbito social
0/2
MÓDULO 2 Liderazgo para la convivencia pacífica
0/1
MÓDULO 3 Herramientas para la convivencia pacífica
Competencia: determinar desde la clasificación de los conflictos y sus cimientos teóricos, mecanismos de solución y estrategias creativas para su resolución desde la dimensión legal, de mediación y artística. Esta unidad fusiona dos áreas fundamentales: la Resolución de Conflictos y la Mediación Creativa a través del arte. En el primer segmento, los participantes adquirirán nociones conceptuales sobre los Mecanismos Alternativos para la Solución de conflictos MASC, abordando los referentes normativos para gestionarlos, posteriormente, la temática se enfoca en la mediación creativa mediante el arte, introduciendo a los participantes en algunas mediaciones en que las expresiones artísticas pueden utilizarse como herramientas poderosas en la construcción de paz y convivencia. Recordemos que, desde la pintura hasta la música y el teatro, se exploran diversas formas artísticas para facilitar la comunicación, fomentar la expresión emocional y promover la comprensión mutua. Contenidos Temáticos:  Resolución de conflictos.  Tipos de conflictos y estrategias para su resolución pacífica  MASC  Importancia de la justicia restaurativa  “El arte de construir puentes” Mediación creativa para la convivencia.  Expresión artística como herramienta para promover la empatía y la reconciliación  Prácticas y técnicas innovadoras de mediación creativa
0/1
MÓDULO 4 Comunicación y cultura ciudadana
Competencia: identificar en el contexto digital, la interrelación entre la convivencia y los derechos asociados a la comunicación pública y las redes sociales, así como los efectos del matoneo escolar en la búsqueda de estrategias tutelares que promuevan la convivencia. Como primera temática, se aborda el uso responsable de los medios de comunicación y las redes sociales, analizando las implicaciones éticas, legales y psicosociales de las plataformas digitales. En segunda instancia se aborda la "Convivencia Escolar y Estrategias de Prevención", ofreciendo cimientos entender y gestionar situaciones conflictivas en entornos educativos, así como una posible responsabilidad civil por la consumación del daño. Y finalizamos con la convivencia intercultural explorando el enfoque gubernamental desde la política pública, enunciando los desafíos contemporáneos relacionados con la discriminación en virtud al desconocimiento de nuestras riquezas culturales. Contenidos Temáticos:  Uso responsable de los medios de comunicación y las redes sociales.  Convivencia escolar y prevención del Bull ying.  Convivencia intercultural “respeto a la diversidad”.
0/1
DIPLOMADO CONSTRUCCIÓN DE PAZ Y CONVIVENCIA
Acerca de las clases

Noción de paz

El análisis del concepto de paz constituye un área de estudio que ha sido meticulosamente abordada por destacados teóricos, sirviendo además como fuente de inspiración para aquellos que, de manera alternativa, se movilizan en oposición a las deficiencias percibidas en el sistema. La concreción de la paz se materializa en la publicación de artículos y documentales respaldados por eminentes profesionales de diversas disciplinas, entre los que destacan figuras como Immanuel Kant, Mahatma Gandhi, Johan Galtung, Vicenç Fisas y Francisco Muñoz, entre otros. Estos eruditos proporcionan una interpretación profunda y esclarecedora acerca del concepto de paz, sus alcances, manipulaciones y manifestaciones en el ámbito social

Vicenç Fisas ha aportado una perspectiva enriquecedora al concepto de paz al expresar que va más allá de la mera ausencia de guerra. En su análisis, la paz implica la supresión, reducción o prevención de cualquier forma de violencia, y destaca nuestra capacidad y habilidad para transformar los conflictos. En lugar de manifestarse de manera violenta (P. 349).

La noción de paz se erige como una referencia de alta envergadura que implica una transformación integral de nuestras acciones. Su esencia radica en el descubrimiento de los mecanismos de dominación, la insurgencia de aquellos a quienes se les ha despojado del derecho a la toma de decisiones, la recuperación de la dignidad y la instauración de procesos de cambio a niveles personal, social y cultural. Contrariamente a la percepción común, la antítesis de la paz no es la guerra, sino la violencia en sí misma. La guerra, en este contexto. (Fisas, 2006) P. 19.

En este contexto, la noción de paz, considerada como una invención intrínseca a la existencia de la especie humana, desempeña un papel fundamental al posibilitar la identificación colectiva y la percepción de igualdad entre individuos. A menudo, de manera contrapuesta a la concepción común, es la paz la que suscita temores, impulsos de evasión y, paradójicamente, proporciona el marco para la definición y reconocimiento de la violencia en nuestra interacción (Muñoz, 2001).

La paz, concebida como un estado propiciador de bienestar individual y serenidad, representa un orden social en el cual los individuos y las comunidades mantienen un entendimiento suficiente para evitar conflictos beligerantes que conllevan consecuencias de muerte y sufrimiento. Este paradigma adquiere una resonancia particular tras la experiencia de la tragedia bélica, que, si bien no constituye la única manifestación de la falta de paz, sí se erige como la más dolorosa y letal (Fisas, 2006) P.19. Por tanto, se trata de un proceso, cuya construcción significa evitar o reducir las expresiones violencia. La paz es un camino, donde las actuaciones humanas van orientadas en dirección de la solidaridad.

La paz se configura como la culminación progresiva de pequeñas conquistas, un proceso continuo que se desenvuelve como un camino sin fin, demandando la asunción de riesgos a lo largo de su trayectoria.

La paz como la conjunción e interacción de varias “D”: Desarrollo, Derechos humanos, Democracia y Desarme, la ausencia de estas es un factor de violencia. Luego el fortalecimiento de estos factores promueve la paz. (Fisas, 2006) P.20.

Francisco A. Muñoz, ha tenido a bien acompañar el término de paz con el adjetivo de “imperfecta” en el sentido amplio de «inacabada» algo así como una noción inmersa en la incertidumbre de la complejidad o pendiente por alcanzar su perfección, ya que su consumación se encuentra sujeta a las relaciones de una raza conflictiva. Al respecto, este autor indica que, una de las mayores ventajas que tenemos es que “la paz puede ser sentida, percibida y pensada desde múltiples puntos, espacios y ámbitos, casi todos tienen una «idea de paz» basada en diversas experiencias y adquirida por diferentes vías. Es decir, tenemos un potencial enorme para la construcción de la paz”.

Y en ese sentido, se valora más la paz, aunque, generalmente se piensa en claves de violencia (Muñoz, 2001).

Al paso de esta serie de enfoques y nociones, se suman la de Johan Galtung y Adam Curie (Galtung, Paz y Conflicto, Desarrollo y Civilización., 2003) quienes reconocen en la paz dos apartes, uno positivo y otro negativo. El despliegue positivo de la paz como la expansión de la vida, un concepto percibido más como suelo que, como un techo; y la paz negativa (P. 11) como la superación de la violencia directa, estructural y cultural; una concepción tradicional de paz como sobrepasar de la guerra. Galtung explica en su concepto de paz negativa, decir no a aspectos conflictivos del sistema, asumir una defensa agresiva o un planteamiento cultural cerrado (P. 21).

Al abordar la noción de paz positiva según Galtung, esta se presenta como una dimensión de profundidad que transcurre como «una medida de anchura», conectándose intrínsecamente con otras existencias para respaldarla y construir una trama compleja con sus hilos y nudos. En ningún sentido se vincula de manera automática con su presencia meramente al concluir un conflicto bélico. La autenticidad de su vigencia se hace evidente cuando emergen resistencias que trascienden las manifestaciones “en el seno de la vida diaria, en lo que no se hace público, se mueve con creatividad, chispa, empatía, afanes y emociones la gran mayoría de la humanidad, desapercibida a la vez apolínea y dionisiaca, con estrategias de supervivencia y logro, enraizada en privado e íntimo, en el subsuelo de lo público”.

En el mismo sentido, Muñoz considera que: la paz negativa, fue destinada para explicar la superación de las más críticas situaciones de violencia presentes en la segunda guerra mundial; allí, el concepto de paz se vio limitado como ausencia de guerra, el control a manifestaciones de violencia directa (daño físico o tangible) o como una situación de no-guerra.

La paz es positiva en el sentido de justicia social, armonía, satisfacción de las necesidades básicas, autonomía, diálogo, solidaridad y equidad, es un concepto que se origina en la década de los setenta, donde aparece el despliegue de la investigación para la paz como un campo de estudio con identidad propia (Muñoz, 2001) constituyendo conceptos como la paz positiva y la violencia estructural. La paz positiva técnicamente se establece como:

“el resultado de una construcción consciente de una paz basada en la justicia, generadora de valores positivos y perdurables, capaz de integrar política y socialmente, degenerar expectativas, y de contemplar la satisfacción de las necesidades humanas. Esta aspiración a colmar y satisfacer le confería a la propia Investigación para la Paz la posibilidad de trabajar en el campo inmenso de las ciencias humanas, indagando sobre las mejores soluciones para evitar los conflictos o resolverlos de la manera más positiva”.

En cuanto al segundo concepto, la violencia estructural, descrita como:

“un tipo de violencia directa presente en la injusticia social, y otras circunstancias que la apoyan, ha permitido hallar las formas ocultas y estáticas de la violencia, de la violencia de los sistemas (miseria, dependencia, hambre, desigualdades de género, etc.)”.

Estos postulados abren al escrutinio público, la existencia de un fenómeno social latente pero invisible, como material fundante en la investigación para la paz vinculándolo al terreno de la política, sociología, la economía entre otros, provocando reciprocidad entre las disciplinas para identificar las acciones en las cuales la estructura con su mordacidad está presente.

Al respecto se puede asegurar que, pocas palabras han sido usadas tan a menudo y de pocas se ha abusado tanto, debido, tal vez, a que la “Paz” sirve de medio para obtener un consenso verbal. (Gatung, 1985) (P.27)

Así las cosas, existen dos procesos que son compatibles con la paz:

Imagen: procesos compatibles para la construcción de la paz

Fuente: el autor, datos de referencia (Galtung, Paz y Conflicto, Desarrollo y Civilización., 2003) P. 31

Clasificación de la Paz

Hacer de la paz una construcción social requiere fundarla como como algo alcanzable y no utópico.  El vocablo paz es tan difundido y admitido que cuenta con alcances dogmáticos, políticos y religiosos entre otros, otorgando una sensación de amor y fraternidad –conceptos universales- que dan pie a su institucionalización en diversos campos.

Por ello, Galtung asegura que, es mejor obtener avances en algunas de sus variantes -un trabajo asincrónico- en lugar de ofrecer un enfoque individualizando sus esfuerzos en un solo factor. (P. 21). Frente a esto, a continuación, se ofrece un concepto diferencial a cada enfoque que orienta el concepto de paz.

La paz negativa: su énfasis recae específicamente en la ausencia de guerra, dando un sabor de “no guerra” que, limita la profundidad del concepto de paz y a su vez la vincula a un brazo militar encargado de garantizar el orden, disuadiendo el enemigo y, en consecuencia, la defensa de determinado territorio.

A esta concepción de paz negativa se asocia la Pax Romana emparentada con pactum (pacta sunt servanda). Un orden y una unidad con el centro del Imperio Romano, un “sistema explotador que, propiciaba la centralización de la burocracia, del comercio y de la tributación, enriqueciendo así una élite numéricamente exigua en el centro” (Gatung, 1985) (P. 83) Una preparación y fortalecimiento de los ejércitos para los conflictos netamente armados.

Este enfoque legal despierta correlaciones de la pax como sistema de ley bajo el jus Gentium -derecho de gentes- para regular, de forma subordinada, las relaciones entre romanos y NO romanos, un nosotros y los demás, un adentro y afuera, una dicotomía de exclusión. Se trata de un concepto aún vigente para quienes aceptan el gobierno “el centro”, así este no se encargue de “desarrollar una filosofía de equilibrio de poder como la base de la paz; la paz romana en el sentido de ausencia de violencia, pero ciertamente no lo era en el sentido de justifica y prosperidad para la periferia del imperio, donde los bárbaros distantes no quedaban incluidos en la pax  (Gatung, 1985)”.

La paz negativa presente en los discursos políticos, como portadora de seguridad -ligada al aparto militar- niega la cooperación o castiga la desobediencia civil, ofrece a la paz una categoría formal y mecánica, y personifica en las fuerzas armadas la construcción de la anhelada paz, desatendiendo la justicia y demandas sociales.

La Paz positiva: la paz no involucra solamente la ausencia de guerra, incluye igualdad, justicia, interés político, fomento de la armonía social, así como la eliminación de toda clase de violencias (cultural, estructural y directa). La paz no es solo una cuestión de control instrumental por parte de los gobiernos, ni la disminución de la violencia abierta, o la socialización de indicadores y estadísticas criminales; la paz positiva empodera la justicia social, el debido protagonismo en la distribución igualitaria de poder y de los recursos.

La Paz estructural: un concepto que se traduce en relaciones simbióticas y equitativas entre los diversos socios. Se presenta en los niveles de élite, la fuerte tendencia a individualizar y jerarquizar a los seres humanos, como mecanismo selector de privilegios o exclusiones, y ello fractura la humanidad del ser. La construcción de este tipo de paz le apuesta a la identificación y desregularizar de las variadas formas de opresión y violencia generadas por la estructura social (el sistema bancario, la violencia de estado…). Aspectos como la marginación, la exclusión, desigualdad, la falta de oportunidades, la estratificación de la vida, o las relaciones de subordinación entre otras, limitando la satisfacción de la población conforme su posición.

La Paz directa: se manifieste en actos de cooperación, amistad y amor. Todas las acciones de contacto, usualmente visibles al ojo social.

La Paz cultural: reúne todos aquellos aspectos de una cultura “en conjunto” que sirven para justificar o legitimar la paz directa y la paz estructural, como: no reconocer el derecho a la beligerancia, estar en contra de expresiones de violencia adoptando una posición moral meritoria, entre otras. En la paz cultural existe conciencia frente a la presencia de la paz, es una expresión sentida y elaborada que filtra la vida, propia de seres con la capacidad de replicarla.

La Paz cultural, devela los mitos y tendencias originadas en la cultura de cada familia, sociedad o grupo, deshace las predisposiciones -subjetivas – presente en los actos, la palabra, la forma de pensar, sentir y actuar. En este tipo de paz, el sujeto replantea los conceptos presentes en su cotidianidad, sus relaciones sociales y culturales, a partir del juicio moral, modifica la valoración “positiva o negativa” con la cual se justifica, se condena, se afirma o se niega al otro.

La paz participa activamente de la vida en toda dimensión del sujeto, en sus interacciones y mediaciones, cuestionando los modelos y las disciplinas, pero sólo cuando el individuo la ha estructurado en él.

En resumen, las paces implican variedad de acciones que han sido solapadas por el poder militar como garantía de la paz; así mismo, ha sido el desconocimiento social, el que ha depositado la confianza en la estructura política con sus enfoques sesgados esperanzados en la estructura económica como garantía del desarrollo social.

La paz y su inserción desde el enfoque político

La política de la paz es una estrategia blanda “dependiente de decisiones muy concretas adoptadas por élites” donde se encuentran inmersos intereses particulares, para lo cual Galtung ha aclarado que: detrás de las decisiones políticas hay realidades militares y económicas (Galtung, Paz y Conflicto, Desarrollo y Civilización., 2003) P. 15. Por su parte, la noción de democracia tan latente en los discursos administrativos, obedece a una estrategia para ciertos sectores que compiten por el poder y los privilegios, más que una misión social.

Esta esfera ha de movilizar una actitud beligerante, en un discurso que enuncia un dentro y un afuera, aprobando asociados y criminalizando quienes deseen aportar alternativas que contraríen sus posiciones. Por tanto, han de replantearse las posiciones que asumen las instituciones y los ámbitos que instrumentalizan ese ejercicio político a la sombra de la paz:

  1. La dimensión militar: en la abolición de la guerra como institución, Galtung propone otorgar nuevas labores a la institución militar, aprovechando sus virtudes como lo son la disciplina, su valía y abnegación, dejando de lado las costumbres del pasado de atacar (países o clases sociales) por orden de las élites dominantes (P.23) velando por el mantenimiento de la paz. Al respecto surge la pregunta de qué es lo que sostiene la guerra (P. 24):
  • El patriarcado (dominio de la especie humana por el género masculino)
  • El sistema estatal con su monopolio de la violencia
  • El sistema superestatal (definitivo monopolio de las hegemonías).
  1. Dimensión económica: en la práctica, la economía mercantil se ha alejado de la responsabilidad que le asiste en los impactos colaterales de su actividad. Han tomado la degradación ecológica y humana como un aspecto secundario, done priman conceptos como costos de producción, alza, precio, ventaja, mercado… Perpetuando una estructura que será protegida por la violencia cultural, sobrevalorando la actividad económica y mercantil por encima de los costos humanos y ambientales.

Los modelos económicos modernos, exigen un diálogo social, una verdadera participación y la ejecución de los principios democráticos. Al respecto, la construcción de paz se sustenta en la posibilidad de transformar los conflictos sobre la base de redes de relaciones entre personas y grupos, al amparo de instituciones que favorezcan la acción colectiva.

  1. Dimensión Cultural: “¿Por qué la gente mata? Porque así ha sido criada, no directamente para matar, pero viendo que matar es legítimo en algunas condiciones” Galtung (P. 25). En el ordenamiento penal colombiano, alguna vez existió una figura denominada la ira o intenso dolor (Art. 57 Ley 599 de 2000) para justificar el asesinato de la mujer infiel, de hecho, se han presentado debates probatorios en el escenario judicial donde se legitiman agresiones sexuales a mujeres, alegando “que se lo merecen” por utilizar determinadas ropas e incluso por departir en horas de la noche.

Existen discursos que nacen del seno familiar naturalizando manifestaciones violentas como: el uso de los golpes para “educar”, la ridiculización para limitar la libre elección o terminación del individuo; adoptar jergas populares para sexualizar los sujetos, incluso, asumir machismos para minimizar las vivencias femeninas o encasillar las cosas desde la división de lo femenino y lo masculino (usar el color rosado es afeminado, o… ese es un trabajo de mujeres). Se trata de una tradición heredada que nace en el hogar, la cultura, la iglesia, la escuela hasta ser arraigada en el individuo y hacerse perenne para su respectiva repetición.

Al respecto, la publicación en busca de la política (Bauman, 2002) P. 19 describe:

Personas que jamás habían participado en una protesta pública deciden acercarse y participar, su ignorancia acerca de los hechos y detalles del asunto solamente era superada por la determinación de hacer algo al respecto “la oportunidad de odiar de manera pública” no es su causa, es una causa en común, una motivación colectiva… la oportunidad para reunir toda la gente que busca salida para una angustia largamente acumulada. Un blanco tangible (el violador, ladrón) que puede ser dominado, esposado, encerrado, neutralizado y hasta destruido, a diferencia de las demás amenazas que tienden a ser difusas, vagas, evasivas, invasoras, inidentificables.

No hay sujetos ni culturas sin prohibiciones ni violencias, es la cultura la encargada de definir a partir de valores, y para ello produce un negativo, un opuesto a ese absoluto (el terrorista, el migrante, el musulmán, el asesino, la prostituta, el paria…) entonces ¿cómo resolvemos el problema de la violencia?

Ningún sujeto se puede definir sin valorar lo que es considerado bueno o justo, sin embargo, son las jerarquías o élites quienes definen lo sagrado ¿si la vida es importante porqué en la práctica no se protege? son los grupos lo que crean las fronteras para protegerla y a su vez, aquello que justifica su trasgresión “el otro” la relación fundante del grupo, el afuera es el otro, el diferente, el caos y cada grupo tiene un exterior radical, crea una dialéctica de lo que lo que NO somos, comprometiendo a los sujetos adentro para darle sentido a su vida. En suma, la violencia es una definición social -la frontera que limita el caos- la inseguridad y las figuras míticas del desorden, un afuera radical que asume nombres y realidades diferentes. La violencia es un concepto que construimos simbólicamente. (CONICET)., 2018)

  1. Dimensión política de desarrollo: la definición de desarrollo para los países de América Latina tiene sus orígenes en el discurso del presidente Harry Truman el 20 de enero de 1949, cuyas implicaciones hasta la fecha estrechan lazos comerciales, de deuda exterior y apoyo militar con Colombia.

Las implicaciones políticas de las relaciones entre países latinos con los Estados Unidos han sido forjadas desde la Guerra Fría, y con ella una especie de “colonización” por convertirnos en subordinados “bajo un principio de organización” de su economía, en calidad de productores; es así como las expresiones: “debemos lanzarnos a un nuevo y audaz programa que permita poner nuestros avances científicos y nuestros progresos industriales a disposición de las regiones insuficientemente desarrolladas para su mejoramiento y crecimiento económico” y “nuestro objetivo debe ser el de ayudar a los pueblos libres del mundo entero a que, mediante sus propios esfuerzos produzcan…(disponible en su formato original):

 https://www.youtube.com/watch?v=PXE-u4WanMI -President Truman1949 Inaiguration-) “, dejan al descubierto la intensión de extender su órbita de influencia.

Esta época del desarrollo fue una era de protagonismo al espacio económico, donde el Producto Nacional Bruto PNB (Conjunto de bienes y servicios finales, derivados por sus factores de producción y vendidos en el mercado durante un periodo dado, generalmente un año.) era el imperativo a seguir, pasando de países con autodeterminación a Estados condenados a seguir parámetros de desarrollo trazados con corporaciones externas internacionales como el Banco Mundial, CEPAL entre otras, dando origen al proceso de globalización bajo una perspectiva de intercambio económico mundial; negarse a la perspectiva de desarrollo impuesta por los vencedores de la segunda Guerra Mundial no es un asunto voluntario, ya que la Guerra Fría provocó que países del tercer mundo se convirtieran en objetivo ideológico de las potencias y a su vez, conceptos como “no alineados” justificaran bloqueos políticos.

Este discurso propicia instituciones internacionales encargadas de dirigir el modelo de desarrollo asignadas por Norteamérica –PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo)-, así como el crecimiento del papel del petróleo liderada por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fundada el 14 de septiembre de 1960.)  y ONU en su principio de ayuda para países en vías de desarrollo que aceptaban la entrada de productos a los países industrializados. Todo esto resumido en el mantenimiento de una política de dependencia bajo la promesa de crecimiento interno a partir de una clase dirigente.

Sin embargo, este concepto de desarrollo desde la década de los 60 hasta la fecha, ha deteriorado los términos del intercambio en tanto se especializó nuestro país en exportación de materias primas y no en industrializar el comercio local sustituyendo las exportaciones. Nuestra comercialización dependiente relacionado con el sistema capitalista mundial enriquece determinadas clases hegemónicas que promueven el consumismo, y da inicio a marcadas desigualdades.

A la fecha, pensar en una especie de proceso de autonomía basada en las propias fuerzas productivas, exige una desconexión del sistema internacional y con ella sus relaciones políticas, adicional a ello, el sistema democrático se ha caracterizado por ser un modelo propiciador de la desigualdad.

La práctica del desarrollo: promover sectores de seres humanos – no ricos – sino fuertes frente a sus necesidades básicas, reduciendo toda incompatibilidad entre medidas políticas que incluyan la reducción de gravámenes tributarios, la educación y los sistemas de salud de calidad, para sectores excluidos cimienta las bases del desarrollo con un enfoque de paz. Actualmente se han promovido una serie de medidas asistenciales que en cierta manera inhabilitan los ciudadanos que, a la espera de un subsidio económico “mínimo” frente a las facultades que cada sujeto puede llegar a desarrollar en determinados contextos, no le preparan para asegurar su auto-sostenimiento a largo plazo.

Se han asumido situaciones extraordinarias de violencia o calamidad pública, para la expedición de normas que enriquecen sectores bancarios o la creación de instituciones con sus respectivos cargos, a favor de élites. Las actuaciones administrativas que implantan acciones en favor de la paz, se presentan con un enfoque negativo, en tanto, pretenden la reducción de la violencia directa (el sufrimiento), a través de una política de desarrollo que satisface las víctimas con una medida de autoconsumo ligera y superficial, ahondando la misma necesidad en corto tiempo, para luego justificar la perpetuidad de esa medida.

En el artículo: ser de verdad un desplazado: naturalización de la condición de víctima a través de las intervenciones legales postconflicto en Colombia escrito por el doctor Gabriel Romero de la Universidad de Medellín (Romero, 2015) devela, como la normativa jurídica -a partir de un mandato o situación reglada-, constituye al desplazado en objeto de una política pública particular para hacerlo existir en términos normativos (de lo contrario, ni su condición o vivencia no se integra a la realidad social).

En principio, el Sistema Nacional de Atención y Prevención de Desastres, asimila la condición de desplazamiento a la de cualquier victimización por un desastre natural, haciendo del desplazamiento un problema de tipo humanitario que privilegiaba la intervención y atención de ayuda humanitaria, pensada para tratar de menguar sus efectos. La atención con frazadas y colchones para inundaciones fue confundida con otras ayudas para atender crisis medioambientales, reduciendo los servicios básicos a ayudas, la salud en lugar de construir un centro médico, consultas exprés para la atención de infecciones y parásitos se interpretan en clave de intervención o ayuda humanitaria sin transformar la condición de vulnerabilidad. La reparación por vía administrativa promueve el precio a la experiencia del horror en lugar de contribuir a confrontar las razones de la victimización

De otro lado, en lo que se refiere a un concepto de desarrollo, menos asistencialista y más global que americano, desde el enfoque de Truman, Galtung (P. 177) aclara que existen tantas definiciones de desarrollo como civilizaciones, e imponer algún tipo de esta noción sobre una cultura ya es un caso grave de violencia. No obstante, dentro de las quince -15- tesis sobre teoría y práctica del desarrollo, Galtung ha descrito: “el desarrollo es la progresiva satisfacción de las necesidades de la naturaleza humana y no humana comenzando por aquellos que más lo necesitan”(P. 178)

Imagen: necesidades a satisfacer en la condición humana.

Fuente: autor, datos tomados de la obra, las quince -15- tesis sobre teoría y práctica del desarrollo, Galtung (P. 178.)

Lo cierto en la argumentación que se ha dado al concepto de paz bajo la perspectiva política es “nadie tiene ningún monopolio cuando se trata de definir la palabra paz” (P. 28) y de hecho Galtung la examina desde 3 principios (P. 29):

  • Utilizada para objetivos sociales (idealistas).
  • Esos objetivos sociales pueden ser complejos y difíciles (una realización utópica)
  • Se valida la afirmación de paz como ausencia de violencia, para definir un orden social pacífico donde la violencia está ausente y la paz se hace compatible con numerosas ideologías (presente en la agenda política).

Sobre estas líneas se estructuran discursos que falsean y hacen perder la esperanza en las acciones administrativas para la promoción de la paz.

Ahora bien, si la paz se entiende como una acción contra la violencia, se hace obligatorio fundamentar un concepto bastante amplio para incluir todas sus variaciones, y lo bastante específico, que permita analizar sus bases concretas, a continuación, un enfoque explicativo de la violencia.

El Conflicto y la Violencia

Noción de conflicto.

Entendemos por conflicto toda contradicción, discrepancia, oposición de intereses divergentes, metas opuestas y valores antagónicos…  A menudo el conflicto viene motivado por una «chispa», la «gota que desborda el vaso»… el asunto esconde diferencias, malentendidos y desacuerdos que se han de descubrir y que forman la base y la estructura más amplia de la relación reñida. (Guzmán, 1996).

También resulta relevante apreciar que: “solo existe un ser humano sin conflicto y se llama cadáver” (Montiel, 2011), como es aclarado en el seminario sobre Johan Galtung (1a sesión) impartido desde el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterey, advirtiendo sobre el dinamismo de sobrellevar la vida cotidiana para resolver conflictos, aclarando que éstos no desaparecen, sino que se transforman para convertirse en una fuerza que se puede canalizar en la construcción de paz y prevención de la violencia.

Montiel, en este evento académico ofrece ciertos principios generales para comprender los conflictos desde una incompatibilidad de metas caracterizados por:

–      Los conflictos ni se crean ni se destruyen, se transforman

–      Los conflictos tienen similitudes sin importar su nivel o intensidad.

 

Archivos de ejercicios
1.- MATRIZ DE COMPETENCIAS DIPLOMADO CONSTRUCCION DE PAZ Y CONVIVENCIA-LAPTOP-PJDG0VCL.pdf
Tamaño: 868,54 KB